La iglesia de San Martín de Capella es un templo de estilo románico tardío de bien entrado el siglo XII. Se encuentra en el lugar en el que se debía alzar un castillo o fortificación de la que formaría parte, hoy desaparecida. Probablemente se construyera sobre los restos de una iglesia mozárabe dedicada a Santa María, de la que no disponemos de ningún resto material.
El templo actual era, en origen, de una sola nave cubierta con bóveda soportada por arcos torales apuntados y rematado con un ábside semicircular y bóveda de cuarto de esfera. Como corresponde a los templos de su tiempo, influidos por la llegada del Cister, carece casi totalmente de decoración escultórica, centrándose la poca que hay, en la portada que se abre en el muro sur de la nave. Ésta es de arco de medio punto con tres arquivoltas, enmarcadas con un extradós en forma de puntas de diamante, que reposan sobre capiteles vegetales de clara inspiración cisterciense. Las columnas han sido repuestas en una reciente restauración
A lo largo de los siglos ha sufrido diversas reformas, ampliaciones y añadidos, como son las tres capillas que se practicaron en el muro norte de la nave; las dos en el de mediodía, y la torre campanario, de clara inspiración mudéjar, que se levantó, curiosamente, sobre la bóveda absidal. En el interior, a los pies de la nave se incluyó un coro alto. Debajo de él, conservamos diversas pilas bautismales procedentes de diferentes iglesias abandonadas.
En el hastial de los pies se practicó una puerta de medio punto que permitió el acceso directo al cementerio desde la nave. En el exterior la misma, en su clave, podemos contemplar un interesante relieve que representa un crismón trinitario.
Pero la joya del templo es, sin lugar a duda, el magnífico retablo de principios del siglo XVI, obra del pintor Pedro Nunyes y de su colaborador Enrique Fernandes, ambos pintores portugueses afincados en Barcelona. Está dedicado a san Martín, patrono de la iglesia, y a los Gozos de la Virgen. La predela, con escenas de la Pasión, es posterior.