Había una vez un pequeño y tranquilo pueblo, donde las historias y leyendas se entrelazaban con la vida cotidiana de sus habitantes. Este pueblo tenía una peculiaridad que intrigaba a todos: en las noches de luna llena, ocurrían cosas misteriosas y extrañas que nadie podía explicar.
Los ancianos del pueblo solían decir: «No vayas a Batabllaz en noche de luna llena», pero nadie sabía realmente por qué. Algunos murmuraban que era una historia inventada para asustar a los niños y mantenerlos alejados de la zona, mientras que otros creían firmemente en la existencia de un secreto muy bien guardado.
Un buen día, un joven llamado Timoteo llegó al pueblo. Intrigado por la historia de Batabllaz, decidió investigar lo que ocurría en esas noches de luna llena.
La primera noche de luna llena, armado con su linterna y su curiosidad, se adentró en la noche esperando descubrir el misterio. Timoteo se escondió entre los arbustos cerca del río, a la espera de ver las misteriosas luces que, según los habitantes, aparecían en Batabllaz.
Pasaron las horas y, justo cuando estaba a punto de rendirse, vio una luz brillante que se reflejaba en el agua.
Sorprendido, siguió la luz hasta llegar a un pequeño claro entre las rocas, donde encontró a varias personas bailando y cantando alrededor de una hoguera.
Para su asombro, Timoteo reconoció a algunos de los habitantes del pueblo, que parecían estar en un estado de trance. Decidió observarlos desde la distancia, tratando de comprender qué estaba sucediendo.
Fue entonces cuando una anciana se acercó a él y le susurró al oído:
— Esto es un ritual ancestral que ha sido transmitido de generación en generación. Nos permite conectarnos con la energía de la luna llena y liberarnos de las preocupaciones y problemas cotidianos. No le hables de esto a nadie, pues es un secreto que debe ser protegido.
Timoteo, impactado por la revelación, decidió guardar el secreto y regresar al pueblo. A partir de ese momento, cada noche de luna llena, se unía a los aldeanos en su danza alrededor de la hoguera, sintiendo una profunda conexión con la naturaleza y los secretos que esta escondía.
Así, la leyenda de Batabllaz siguió siendo un misterio para aquellos que no habían sido iniciados en el ritual, pero para Timoteo y los otros habitantes, se convirtió en un símbolo de unión y esperanza en las noches de luna llena.
Y aunque el secreto nunca fue revelado, aquellos que lo conocían solían decir con una sonrisa enigmática: «Por si acaso, no vayas a Batabllaz en noches de luna llena».
M.
2023
